martes, 27 de abril de 2010

Salvando de la Extinción

El zoocriadero de cocodrilos “La tuna- Carranza”

Es una iniciativa que el Fondepes ( Fondo Nacional de Desarrollo pesquero) lleva a cabo para preservar la vida de los cocodrilos de Tumbes, especie que solo vive en el ecosistema de los manglares y la desembocadura del río Tumbes, en el norte del Perú.

Hace casi un año Juancho nos dejó. “Tenía como cien años”, dice don Jacinto Zavala que cuida el lugar. “Es una buena edad para un cocodrilo”. Juancho medía más de 4 metros. Hubiera crecido más, hasta seis metros, si hubiera tenido una mejor vida. Pero a Juancho lo rescataron de una familia que lo tenía como mascota y guardián en Piura y no lo habían cuidado y alimentado como se merecía. “Este lugar ya tiene 9 años”, dice al ser interrogado. “Aquí se tratamos de salvar de la extinción al Cocodrilo de Tumbes”. Él prácticamente vive allí, entre manglares y estero, acompañado de aves y esos reptiles enormes a los que trata con cariño.



“Ella se llama Ursula, es la más mansita” y nos señala al lagarto enorme que descansa imperturbable y muy descuidada de nuestras miradas curiosas. Úrsula es joven, tiene 7 años, aún no está en la fase reproductiva, por eso convive con otros machos de su especie. Si fuera adulta estaría aislada o con un solo macho para evitar las peleas entre los cocodrilos por su amor (es un decir, claro).

En una poza más grande están los adultos. “Aquí hay huevos, pero están encerrados”, y nos señala un montículo de arena, al tiempo que se asoma la cabeza de la madre, muy grande y desconfiada de vernos un poco más cerca de sus crías que aún no nacen “ella solita delata donde ha enterrado sus huevos, por eso sabemos”, termina.

Hasta la fecha, 136 cocodrilos han nacido en el zoocriadero. Esto le da una nueva esperanza a la especie, que, de no ser por esto estaría ya condenada a desaparecer.

Trabajo difícil cuando las hembras han desovado, o deben separar a los recién nacidos. “Uno distrae a las hembras y los otros hacen el trabajo, son animales feroces y celosos”, advierte Don Jacinto.

La reproducción de los animales va bien, solo que aún no pueden volver a su habitad natural. “Aún no se han dado las condiciones para dejarlos libres”. Según Jacinto El Instituto Nacional de Recursos Naturales (Inrena) aún debe establecer condiciones seguras para continúe la vida en el habitad del cocodrilo de Tumbes. “Hay que concienciar a la población para que no los case, y proteger su hogar”.

Mientras tanto se puede visitar y ver de cerca al cocodrilo. El zoocriadero se ha convertido en un punto turístico más de la zona de Puerto Pizarro, en Tumbes, un ecosistema de manglares, bello y muy rico en diversidad biológica. Por ingresar allí no se cobra nada, a pesar de que al zoocriadero le hacen falta mayores recursos. Para llegar se debe contratar una lancha que solo podrá llevarlo cuando la marea no esté baja. Allí lo recibirá amable don Jacinto y podrá conocer bien a Úrsula y los otros 145 cocodrilos que viven tranquilos, aunque en cautiverio, protegidos por ahora del fantasma de la extinción.

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